sábado, 9 de julio de 2011

Cigarrillos aparte.


El mismo olor, la misma sábana, la cama en el suelo y otra noche sin dormir. Sudando sin perdón y con falta de aliento. Abrazando a la angustia de tener que alejarnos de nuevo. Volteamos la almohada para imaginar que nada ha pasado allí. Sin explicaciones ya no se llega a ningún sitio, las frases se resumen y las preguntas no se entienden. Si me encuentras en el futuro ganarás no haberme perdido. Si me buscas ahora no podrás encontrarme. Es una ciencia infusa que sólo entendemos tú y yo. Es como evitar que una nube tape el sol o que en una hora no pasen los minutos. Irremediable e inconsecuente. Las consecuencias somos los dos.
Nadie hará el amor con tanto amor, y si el pasado huye el futuro le persigue.  No hay manera para no hacerle daño, mi dolor es el suyo, y el suyo me destruye.
Es mi cigarrillo preferido de la cama, el que más calma la ansiedad de dentro y el que más mata. El humo que tiene no es bueno pero engancha, y en la cajetilla donde venía sólo estaba él. Los otros diecinueve desaparecieron en el intento.
Por eso ese cigarrillo es el resultado de una multiplicación infinita. Pero no encenderá hasta que la llama no se convierta en ceniza. 
Klaudia Castillo

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